
La UNESCO ha declarado ocho lugares del país como Patrimonio Mundial para ser protegidos: En el Norte le corresponde a la medina de Tetuán, por conservar intactas la mezcla de influencias andaluza y árabe. Las Ruinas de Volúbilis, por ser el lugar más evocador del país. Junto a ellas, Meknes, una ciudad imperial y majestuosa. La medina de Fez con aires ancestrales siempre llena de vida, la antigua ciudad de Mazagán, hoy conocida como el Jadida, la medina de la ciudad costera de Essouira, la suntuosa y vibrante plaza de Djemáa el Fna en Marrakech y la Kasbah o ksar de Aït Ben Haddou. Las medinas, barrios con callejuelas laberínticas de múltiples recovecos en las que se encuentran la mezquita y la madrassa, son los lugares privilegiados de comercio y artesanía. La actividad mercantil es un verdadero espectáculo y ofrece al viajero un ambiente único. La naturaleza es de grandes contrastes.
En el macizo del Atlas los paisajes se vuelven verdes. Más al sur se alza Ouarzazate, una de las puertas del desierto junto a Zagora y Merzougga, y al este se extiende el valle del Dades que acaba en las gargantas del Todrá. La mayoría de los valles están salpicados por pequeños pueblos oasis o palmerales como el de Skura, Tinerhir, o Kelaa M’Gouna, en el valle de las Rosas. El desierto seduce por la amplitud de sus espacios y el silencio de sus noches.
Itinerarios
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